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REPORTAJE | 2023, año catastrófico para el campo de Durango

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La sequía, que desde hace meses azota a varias regiones de Durango, ha provocado pérdidas millonarias a los productores de temporal de frijol, maíz, avena, cebada, trigo y calabaza; y está considerada como una de las peores en un siglo.

Los cultivos de frijol de la región de Los Llanos son los más afectados porque el estiaje ha sido el más largo; y su impacto se está reflejando en el alza de los precios de otros alimentos y en la calidad de vida de la población. Este impacto se sufre regional y nacionalmente debido a que Durango es uno de los estados con mayor producción de maíz y frijol del país.

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) reportó que la pobreza en el medio rural aumentó exponencialmente en la última década y que los campesinos deben batallar cada vez más para lograr sus cosechas.

A este problema se suma la desaparición de los programas federales de apoyo y los créditos agrícolas, que dejaron a los campesinos en absoluto estado de indefensión ante los fenómenos meteorológicos.

Entrevistados por buzos, productores agrícolas duranguenses coinciden en que el Gobierno Federal no ha realizado ninguna estrategia para mitigar sus problemas vitales, a pesar de que la crisis agropecuaria que está afectando a la economía nacional, la seguridad alimentaria, aumenta la pobreza general y también incrementa la miseria.

En los últimos 12 años, las sequías son más largas y golpean con mayor fuerza las regiones centro y norte del territorio mexicano, como consecuencia del fenómeno climatológico conocido como La Niña, que se ha extendido en los últimos tres años, y cuyo episodio más grave tuvo lugar este año.

En algunas entidades, la temperatura alcanza los 50 grados centígrados; y en otros, la sequía ha sido muy severa, como en la región de Los Llanos, donde la falta de lluvia ocasiona graves problemas en la economía de las familias, que enfrentan el desempleo masivo.

Desde 2015 se han declarado alertas por las sequías; desde entonces, se han incrementado su severidad y duración. Este año puede ser uno de los más difíciles para las familias del campo, al no existir producción, apoyos del Gobierno Federal ni esperanza de obtener algo para pagar sus deudas.

Más de 90 por ciento de los cultivos se han perdido, pues llueve muy poco desde noviembre del año pasado y las pérdidas podrían ser mayores a los tres mil millones de pesos (mdp), según informaron los campesinos afectados.

Los productores del campo urgieron a los legisladores federales que sensibilicen al Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), para que se olvide de revanchas políticas y rehabilite los programas de apoyo al campo; y que no deje morir de hambre a las familias campesinas.

Un año catastrófico

El Monitor de Sequía de la Comisión Nacional de Agua (Conagua), sostiene que, para Durango, éste ha sido el año con menos lluvias en una década; y que tanto campesinos como ganaderos temen que la crisis hídrica de 2023 se prolongue hasta 2024, como ocurrió en el bienio 2011-2012.

En Los Llanos, los campesinos perdieron la esperanza de rescatar algo de frijol, aunque sea para alimentar a sus familias, pues las plantas que lograron sembrar con las primeras aguas, ahora están casi muertas por la falta de agua; el pasado 15 de agosto, cuando suponían que iba a llover, no cayó una sola gota de agua.

 En la misma situación se hallan los ganaderos de la región; muchos de ellos ya comenzaron a vender sus animales, pues temen que pase lo que en 2011, cuando las reses enflacaron por falta de agua y comida y el precio por cabeza bajó a 800 pesos.

Pero el problema de la sequía severa, según la actualización más reciente del Monitor de Sequía, afecta también a los municipios de Canatlán, Canelas, Coneto de Comonfort, Durango, General Simón Bolívar, Guanaceví, Hidalgo, Indé, Mezquital, Nombre de Dios, El Oro, Otáez, Pánuco de Coronado, Poanas, Pueblo Nuevo, San Bernardo, San Dimas, San Juan de Guadalupe, Santiago Papasquiaro, Súchil, Tamazula, Tepehuanes, Topia, Vicente Guerrero y Nuevo Ideal.

En condiciones de sequía moderada fueron catalogados Cuencamé, Guadalupe Victoria, Ocampo, Peñón Blanco, Ocampo, Rodeo, San Juan del Río, San Luis del Cordero, San Pedro del Gallo y Santa Clara; es decir, 34 de los 39 municipios de la entidad tiene problemas de sequía; cuatro reportaron condiciones anormales (Lerdo, Mapimí, Tlahualilo y Nazas) y únicamente Gómez Palacio no ha padecido sequía.

Es decir, 57.8 por ciento de la superficie de Durango se encuentra en sequía severa; 20.6 por ciento en sequía moderada y 2.3 por ciento sin sequía común o “a secas”. Hasta 2022, cerca de 500 mil hectáreas de temporal se cultivaron con frijol (200 mil); maíz, 200 mil y 100 mil de avena, cebada y trigo; pero este año, la ausencia de precipitaciones pluviales en junio y julio provocó que sólo se sembraran poco más de 140 mil hectáreas de frijol y 120 mil de maíz, de las que únicamente quedan 50 mil hectáreas con sembradíos vivos.

De acuerdo con Gabriel Encino Rodríguez, uno de los cientos de productores de frijol afectados por la sequía en la región de Los Llanos, “de las 160 mil hectáreas sembradas con frijol sólo quedan vivas entre 10 y 15 por ciento; pero eso no significa que esa cantidad va a generar producción. Además, esa superficie podría morir en 10 días si no llueve lo suficiente para humedecer el suelo”.

Explicó también que a los tres mil mdp perdidos en los cultivos de maíz y frijol hay que agregar las mermas en la producción de avena, cebada y trigo; y que 15 por ciento del maíz de temporal que sigue vivo ahora es atacando por el gusano cogollero y no puede ser cortado porque todavía no está listo.

Uno de los productores de Guadalupe Victoria, cabecera de la región de Los Llanos, reveló que 50 por ciento de la cosecha de maíz, frijol, cebada y avena está en riesgo de perderse también si no llueve en las próximas dos semanas.

“Y si no llegan las lluvias en los próximos días, no alcanzarán ni siquiera para producir forrajes. Las autoridades no están haciendo un uso adecuado de los recursos, porque apenas están entregando fertilizantes. ¿Para qué, si no hay casi nada sembrado?”, cuestionó.

“Ante la crisis, muchos compañeros productores están buscando con desesperación recuperar algo de dinero, porque vienen tiempos muy difíciles, y ese fertilizante que les entregó el gobierno está siendo acaparado por intermediarios y no se cumple con la finalidad de este programa”.

Por su parte, José López Blanco, productor ganadero de Vicente Guerrero, informó que este año él y sus compañeros sembraron únicamente 10 por ciento de lo que habitualmente abarcan cada año; y que esas pocas plantas hoy se hallan “en riesgo, porque están estresadas por la falta de agua”.

El ganadero aclaró que ahora se encuentran en una situación “de ruina, hay una quiebra total en el campo… A los productores ya nos llevó la chingada”. Es por todo lo anterior que los campesinos de Durango sostienen que 2023 es un año catastrófico para ellos.

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