La pandemia de la covid-19 agudizó la desigualdad social de los seres humanos. Mientras que, por un lado, los ricos se vuelven cada vez más ricos; por el otro, los pobres cada vez son más pobres.
Esta situación se refleja en el informe reciente de la Oxfam que dice que, pese a la contingencia sanitaria, 573 personas se convirtieron en milmillonarios (un nuevo millonario cada 30 horas), y por otra parte, se espera que 263 millones de seres humanos podrían caer en pobreza extrema en 2022 en el mundo.
El informe también arrojó que la riqueza de los milmillonarios de los sectores de la alimentación y energía aumentó en mil millones cada dos días, es decir, que incrementaron su fortuna en 453,000 millones de dólares en los últimos dos años; las empresas energéticas que se vieron mayormente beneficiadas fueron BP, Shell, TotalEnergies, Exxon y Chevron. A esto se le agrega, que surgen 40 nuevos multimillonarios en el sector farmacéutico; por el monopolio de la vacuna contra el coronavirus, las farmacéuticas Moderna y Pfizer se embolsan mil dólares cada segundo.
Los mexicanos también padecemos las consecuencias del mundo desigual que existe y que se agudizó por la pandemia. De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) se prevé que la pobreza incremente en 1.6 millones de pobres y en pobreza extrema en 2.5 millones de personas en el país.
Veamos la otra cara de la moneda. De acuerdo con Forbes, el pequeño grupo de multimillonarios aumentó, en conjunto, su riqueza; son 38 empresarios los que cuentan con una fortuna de al menos 500 millones de dólares; de esos, 19 megamillonarios incrementaron su riqueza a ritmo de doble dígito. El estudio reveló que tres hombres más ricos de la República Mexicana aumentaron su riqueza: Carlos Slim Helú pasó de 55, 930 a 81,240 millones de dólares (45.3 por ciento); Germán Larrea de 27,110 a 30,850 mdd (13.8) y Ricardo Salinas Pliego de 12,520 a 12,450 mdd (0.6 por ciento). Estos datos no sólo son alarmantes, sino que es una realidad que se padece en México y el mundo, que deberían de servir de alarma para que los gobiernos intervengan de manera urgente y cambien esta situación que se está viviendo en la actualidad.
El Gobierno mexicano no ha podido terminar con esta brecha que existe entre los que menos tienen y los que cada vez más acumulan tanta riqueza en sus manos, lo que ha hecho es sólo servir a los dueños del dinero y olvidarse de los que día a día sufren hambre, falta de vivienda, insalubridad, falta de educación y de desempleo.
Por ello, los millones de mexicanos que carecen de lo más necesario para vivir deben organizarse y luchar para combatir la brecha que existe entre los ricos y el resto de nosotros los pobres, por tanto, acabar con la pobreza. Se puede cambiar el rumbo que lleva México, es posible cambiar la concentración de la riqueza y el poder que acumulan unos cuantos en sus manos a través de cuatros ejes de desarrollo: empleo para todos, incremento del salario, una política fiscal progresiva y la reorientación del gasto social, pero sólo unidos y organizados los pobres podremos lograrlo.
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